miércoles, 12 de noviembre de 2014

Máquina de escribir

  Con qué facilidad se rectifica un mensaje escrito que no te convence, ¿verdad? A menos, claro, que accidentalmente pulses una tecla que puede significar uno de los errores más absurdos que hayas cometido nunca: <<enviar>>. Pues bien, hace dos siglos, aquellos que querían escribir cartas de una manera “más moderna" no lo tenían tan fácil si se equivocaban o preferían expresarse de otra forma. Una vez escrita una letra errónea, resultaba fatídico. Sí, nos referimos a la máquina de escribir, o maquinilla, inventada en 1867 por Christopher Sholes de Milwaukee



   El mecanógrafo, es decir, la persona que escribe a través de este instrumento, tenía varias opciones para corregir sus escritos, a cual más engorrosa, claro. Primero, surgieron una gomas de borrar especiales que permitían librarse de letras individuales. Para ello, se precisaba un escudo de borrado, lo que evitaba dejar marcas en el papel, el cual debía ser preferentemente de un material que impidiese a la tinta traspasarlo(¡lo que actualmente podemos interpretar a groso modo como las libretas Oxford!), llamado mezcla borrable. Luego, surgió el Tipp-ex, nuestro fiel amigo, sobre todo, en exámenes, pero dejaba ver al trasluz la letra ocultada.

  Este invento abrió las puertas al mundo laboral a gran cantidad de personas, sobre todo, mujeres, que trabajaban como mecanógrafas. Por supuesto, hay que destacar que las máquinas de escribir eran utilizadas por escritores profesionales, en oficinas y en la correspondencia comercial, siendo las precursoras, por increíble que parezca, de los ordenadores que actualmente conocemos. Además, muchas tenían peculiaridad de poder ser usadas por personas ciegas.

  Así que, cuando escribas por ordenador, piensa que hace relativamente poco tiempo se recurría a esos ruidosos y, a nuestro parecer, anticuados artilugios.

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